¿Y la culpa es sólo de la CCSS?


“Señora la cita le queda para el 2013”,  “El equipo no funciona, no podemos hacerle el examen”, “En este EBAIS no hacemos electrocardiogramas”, “Esa pastilla no la tenemos, pero puede comprarla en farmacias particulares”, “Señor no tenemos urólogo, pero lo vamos a incluir en una lista y luego lo llamamos”.

Las anteriores justificaciones son sólo una mínima parte de la realidad que vive el país en relación con la salud pública. A través del tiempo Costa Rica ha estado a la vanguardia en dicha materia, creó un seguro social real y gratuito antes que Cuba, sin ser una nación estigmatizada por “la barbarie del comunismo”, contrario a la imagen difundida por Estados Unidos, como nación hace alardes de tener un sistema donde las personas no pasan necesidades, porque viven en un territorio donde es posible realizar cualquier cosa, el famoso “American Dream”.

Mas la realidad es otra, una completa paradoja, la nación más poderosa del mundo se ha preocupado por el terrorismo, por las armas de destrucción masiva en territorios donde no se encontró ni siquiera una bomba casera, entre otras actitudes de policía y guardián del mundo, no posee un sistema básico de salud, sino que existen muchas aseguradoras que lo menos que hacen es asegurar sólo estafan y engañan a las personas que compran los servicios pensando que estarán a salvo ante cualquier eventualidad, sin embargo, en Sicko se aprecia otra temática: primero hay que cumplir miles de requisitos y estar prácticamente sano sin depender de una aspirina siquiera, para acceder a los servicios, segundo después de aprobar los requisitos y la entrevista se procede a firmar un contrato que no garantiza la aprobación definitiva, tercero la mayoría de las solicitudes son rechazadas bajo el pretexto más mínimo. Sin contar los usuarios que fueron suspendidos por incumplir alguna de las condiciones anteriores, o simplemente el seguro no cubre la patología desarrollada, porque no está dentro de la lista. Sin considerar, que no se trata de un contrato de arrendamiento o de venta de chucherías, lo que está en juego es el cuerpo humano, la salud física y emocional de la persona.

Después de ver la película cabe resaltar que Costa Rica no está muy lejana de esa realidad, cada vez son más las personas que deciden tratarse en centros privados, dada la prioridad de la salud y la ineficiencia e ineficacia de un sistema de salud nacional cada vez más ínfimo, donde le recetan las mágicas Paracetamol, Famotidina como placebos para cualquier dolencia, ya que, los medicamentos que realmente se requieren no fueron incluidos dentro del presupuesto. Ni qué decir sobre la atención básica en los centros de salud, doctores que están por un salario a la espera de un biombo, sin generalizar, porque también existen otros por vocación, antes que por remuneración. La realidad en los hospitales es similar, salas de cirugía con fallas estructurales gravísimas, falta de: equipo especializado, camillas, sillas de ruedas, salones, especialistas, entre otros.

Lo anterior, no es una casualidad, sino la causalidad de la salida silenciosa del Estado, la salud pública no es considerada como una inversión social, ahora cada persona deberá tratarse como pueda ya sea padeciendo calamidades en los servicios públicos sanitarios o en un centros privados sanitarios donde la satisfacción del cliente es primordial, recordemos, que ante todo son negocios.

Finalmente, ¿La culpa a quién se le atribuye? En mi criterio la culpa es de todos, los ciudadanos aceptamos sumisamente las políticas de desprotección extrema, no pedimos cuentas al nivel gerencial de la Caja Costarricense del Seguro Social, nos conformamos con lo que el seguro social brinda sin pedir exigencias sabiendo que corresponde a un régimen tripartito y la que me parece atroz caer en el juego político-económico del abandono de los servicios de salud, porque están colapsados, tomar tal medida lejos de representar la descongestión de la asistencia médica gratuita, alienta a los jerarcas a seguir despedazando cautelosamente el sistema de salud nacional, por lo que cada vez son menos las citas, los Ebais, los medicamentos, sólo por citar algunos. Aunado a esto se encuentra la situación socioeconómica de las personas, con el 22% de pobreza actual parece poco probable que todos los individuos compren los chequeos así como también otras atenciones médicas en centros de salud privados. Es tiempo de pensar seriamente en los errores palpables que presenta el sector salud en Costa Rica, cada vez más elitista, mas excluyente lo que produce un retroceso sustancial, echando por la borda el legado de un cura y un político con ideas traídas de Lovaine acerca del bienestar de los individuos.

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